Los huertos frutales, esos oasis de vida que nos brindan deliciosas frutas, no están exentos de peligros. Entre las ramas y hojas acechan plagas, diminutos pero feroces enemigos que pueden diezmar cosechas y poner en riesgo la salud de los árboles. En este artículo, exploraremos algunos de los protagonistas más comunes de este drama natural: las plagas que azotan los frutales. Conocerlas es el primer paso para combatirlas y proteger nuestros preciados frutales.
Los pulgones, esos insectos diminutos de colores variados, son como vampiros para las plantas. Se alimentan de la savia, debilitando los árboles y causando daños en hojas y brotes. Además, pueden actuar como vectores de enfermedades virales.
La mosca de la fruta, con su característico zumbido, pone sus huevos en el interior de las frutas maduras, generando gusanos que las pudren y las hacen incomestibles. Un verdadero festín para ellas, una pesadilla para los agricultores.
La arañuela roja, a pesar de su pequeño tamaño, puede causar grandes daños. Teje finas telarañas en las hojas, alimentándose de su savia y provocando que se tornen amarillas y caigan. Un ataque silencioso que debilita los árboles y reduce la producción de frutos.
La cochinilla, protegida por un caparazón ceroso, se adhiere a las ramas y hojas, succionando su savia. Debilita las plantas y las hace propensas a otras plagas y enfermedades. Además, segrega una sustancia azucarada que atrae a las hormigas, creando un ecosistema indeseable en el árbol.
La mosca blanca, con su aspecto similar a una polilla, se reproduce a un ritmo alarmante. Se alimenta de la savia de las plantas y deposita una sustancia pegajosa que favorece el crecimiento de hongos. Un enemigo formidable que puede causar daños considerables a los cultivos.
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